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En Egipto, hombres y niños se mantienen firmes contra la mutilación genital femenina

Un hombre con bufanda y túnica azul sentado en un sofá abraza a dos niñas.
Zanaty El-Sawy decidió investigar el tema de la mutilación genital femenina para proteger a sus dos hijas. © UNFPA Egipto/Roger Anis
  • 02 Enero 2025

ALTO EGIPTO, Egipto – “La gente me dice que es una práctica heredada, y que la practican porque sus vecinos la practican”, explicó Georgi Wahba al UNFPA, la agencia de la @ONU_es para la salud sexual y reproductiva.

En su aldea de la provincia de Minya, en el Alto Egipto, el Sr. Wahba, de 53 años, se ha dado a conocer por su defensa contra la mutilación genital femenina, una práctica que, aunque está prohibida en el país, sigue siendo generalizada. Se calcula que el 86 % de las mujeres que alguna vez han contraído matrimonio con edades entre los 15 y los 49 años, se han sometido a alguna forma del procedimiento, y que en el Alto Egipto la cifra alcanza el 96 %.

 “Pregunto qué ganan al someter a las niñas a esto”, comentó el Sr. Wahba sobre las sesiones de sensibilización que lleva a cabo con familias, parejas y comunidades. “Si estás a punto de casarte, ¿por qué necesitarías que esta mujer se sometiera a la mutilación genital femenina? ¿No es más importante ponerse de acuerdo en otras cosas, construir una vida juntos?”

Comenzó a organizar las sesiones como parte de los “Diálogos Generacionales” del UNFPA, un proyecto que tiene como objetivo cambiar las perspectivas sobre las prácticas nocivas alentando a las comunidades a actuar como agentes de cambio y, al igual que el Sr. Wahba, aprender a cerrar la brecha entre las generaciones en lo que respecta a las desigualdades en las normas sociales y las tradiciones.

Entablar un diálogo

Un hombre con una túnica marrón extiende su mano a dos chicas jóvenes que caminan hacia él. Detrás hay dos palmeras y vegetación verde
Georgi Wahba organiza sesiones sobre la mutilación genital femenina para su comunidad. © UNFPA Egipto/Roger Anis

Para abordar los tabúes que a menudo obnubilan las conversaciones sobre el tema, el Sr. Wahba se plantea garantizar que la experiencia de aprendizaje sea agradable e inclusiva para todos los participantes. “Reunimos a familias enteras: un marido, una esposa y sus hijas, y pasamos el día con ellos”, relató.

El proyecto, financiado por el Gobierno de Noruega, también ofrece capacitación sobre cómo comunicar las prácticas nocivas a otros miembros de la comunidad. Desde su creación en 2021, más de 350 miembros de la comunidad han participado y, al igual que el Sr. Wahba, se han convertido en “Campeones del Diálogo”.

Para el Sr. Wahba, era importante aprender a hablar de la cuestión de una manera que se sintiera natural. No quería que otros simplemente estuvieran de acuerdo con él sin entender por qué; en cambio, estaba ansioso por que cada persona llegara a sus propias conclusiones basadas en los hechos que habían aprendido. Cuando los miembros de la comunidad se negaban a asistir a las sesiones, mostraba paciencia, animándolos a pensar por sí mismos y a no dar por sentadas las costumbres con las que habían crecido.

Ahora que se ha convertido en una voz de confianza en torno al asunto, el Sr. Wahba es la persona con la que sus vecinos contactan cuando oyen que alguien está en riesgo de ser sometido a mutilación genital femenina. Esto le hace tener esperanzas para el futuro. Él cree que la gente en su comunidad está más educada sobre el tema que nunca antes, y sabe que las conversaciones abiertas y honestas son el camino por seguir.

“Participar en el diálogo entre familias, amigos y comunidades es el paso más importante”.

Asumir una postura

Un hombre sentado en un sofá con dos niñas en su regazo, abrazándolas.
Al principio, Zanaty El-Sawy tuvo dificultades para renunciar a las costumbres con las que había crecido; ahora se considera un aliado en la lucha contra la mutilación genital femenina. © UNFPA Egipto/Roger Anis

Aunque la mutilación genital femenina se considera a menudo una norma patriarcal que oprime a las mujeres y las niñas, los niños y los hombres de las comunidades practicantes tienen, de hecho, al menos la misma probabilidad que las mujeres y las niñas de oponerse a ella. Las actitudes de los padres, incluidos los padres de niñas jóvenes, son particularmente importantes.

Sin embargo, si bien tomar una posición en favor de sus propias hijas es un paso importante, abogar por la eliminación de la práctica es una manera aún más poderosa de que los hombres efectúen un cambio. Padres como Zanaty El-Sawy, de la gobernación de Asyut del Alto Egipto, han visto de primera mano lo gratificante que puede ser ese papel. El recorrido del Sr. El-Sawy comenzó un día cuando llegó a casa y le dijo a su esposa que debían hablar de algo importante. 

“Siempre estoy interesado en educarme y expandir mis horizontes”, explicó. “Tengo hijas, así que decidí investigar sobre el tema de la mutilación genital femenina”.

Esto le llevó a asistir a un taller de cuatro días de duración sobre la práctica y otras formas de violencia contra la mujer, dirigido por el UNFPA junto con la ONG CARE.

“Aprendí sobre el impacto dañino de la mutilación genital femenina en las mujeres y las niñas, y que no tiene fundamento religioso ni médico”, dijo. “Descubrí que no es una práctica necesaria en absoluto”.

En el taller, participantes como el Sr. El-Sawy participan en un plan de estudios diseñado específicamente para involucrar a hombres y niños. Aunque hay un enfoque especial en lo relativo a la mutilación genital femenina, las sesiones también cubren temas como la autoimagen y la identidad, la dinámica de poder de género y la violencia de género. 

Aunque al principio le resultó difícil renunciar a las costumbres con las que había crecido, el Sr. El-Sawy ahora se considera un aliado en la lucha contra la mutilación genital femenina y se siente obligado a compartir lo que ha aprendido, al igual que cree que los hombres tienen una responsabilidad especial de discutir el tema con sus pares.

“Las mujeres tienen derechos al igual que los hombres,  deberían tener voz al igual que los hombres”.

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