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“El matrimonio es una elección”: Trabajando con personas con discapacidad para enfrentar la violencia de género en Madagascar

Un grupo de estudiantes con uniformes azules levantan las manos en un aula
Las sesiones de información, organizadas por el UNFPA y la organización asociada Asociación de Mujeres con Discapacidad en Madagascar, son fundamentales para cambiar de mentalidad y crear conciencia sobre la violencia de género en el país. © UNFPA Madagascar.
  • 08 Enero 2025

REGIÓN DEL GRAND SUD, Madagascar – “Vivo con mis seis hijos, uno de los cuales tiene una discapacidad”, dijo Zeteny, de 40 años, de la región de Anôsy, en la región del Grand Sud de Madagascar. “Cuido de mi hijo discapacitado a tiempo completo, y mi hija de 14 años tuvo que dejar la escuela para trabajar y apoyarnos”.

Años de sequías sucesivas han causado estragos en medios de vida ya frágiles para millones de personas en el Gran Sur, que han dejado a muchas personas con pocas opciones cuando tratan de hacer frente al aumento de los gastos domésticos.

“Me sentí tentada a casar [a mi hija] para que tuviéramos más recursos”, dijo Zeteny al UNFPA, la agencia de la @ONU_es para la salud sexual y reproductiva.

El matrimonio infantil es uno de los tipos más comunes de violencia de género en Madagascar, que afecta a un 40 % de las niñas que son casadas antes de cumplir los 18 años. Limitando aún más su futuro, más de la mitad de las niñas de la región de Anôsy nunca han asistido a la escuela, y solo el 1 % se ha graduado de la escuela secundaria.

Sin embargo, para Zeteny una sesión informativa organizada por el UNFPA y su organización asociada, la Asociación de Mujeres con Discapacidad de Madagascar, fue clave para cambiar de opinión. Las sesiones crean conciencia sobre la violencia de género y contrarrestan las normas perjudiciales que la perpetúan.

“Con los mensajes que acabo de recibir, estoy convencida de que la inscribiré en la escuela de nuevo”, dijo al UNFPA. 

Conciencia para todas las personas

La lucha contra las prácticas nocivas requiere la aceptación de toda la comunidad, por lo que las sesiones de información se llevan a cabo en las escuelas y en las aldeas, y a menudo involucran a líderes locales. Esto significa que todas las personas pueden participar, incluso las niñas que han tenido que abandonar sus estudios para tener hijos.

Nicolette asistió en su escuela a una sesión sobre el matrimonio infantil, lo que la llevó a reconsiderar los acontecimientos recientes en la vida de sus amigas.

“Me di cuenta de que algunas dejaron la escuela y luego las encontré con bebés”, explicó la joven de 16 años a Razafinjato Fela, quien dirige la asociación. “No sabía que podríamos ser ‘víctimas del matrimonio infantil’, como planteas. Para mí, el matrimonio es un evento feliz, y yo estaba feliz por ellas, pero ahora me doy cuenta de que ese no era necesariamente el caso”.

 Una adolescente en uniforme escolar sonríe frente a un patio
Nicolette asistió a una sesión informativa del UNFPA sobre el matrimonio infantil, que según ella la impulsó a reconsiderar los acontecimientos en la vida de sus amigas. © UNFPA Madagascar 

“Tengo la suerte de tener padres que me animan a continuar mis estudios. Lo que quiero ahora es que todas las niñas de nuestra escuela puedan estudiar, trabajar para hacer realidad sus sueños y no verse obligadas a casarse y abandonar la escuela”.

Nicolette tiene la intención de convertirse en defensora para que las niñas tomen sus propias decisiones sobre su propio futuro. “Voy a analizar esto con mis otras amigas, para que también puedan transmitir el mensaje, porque ahora sabemos que nuestras amigas, nuestras vecinas, nuestras primas pueden ser víctimas de ello, cuando en realidad todas tienen el derecho de hacer realidad sus ambiciones, ¡y el matrimonio es una opción!”

Para asegurarse de que la iniciativa sea lo más inclusiva posible, se anima a las personas con discapacidad a unirse a la asociación y ofrecer sesiones informativas. De hecho, las jóvenes con discapacidad enfrentan riesgos elevados de violencia de género y violencia sexual, y tienen tantas probabilidades como sus pares de casarse cuando son aún niñas. 

Zeteny se inspiró tanto en las personas que imparten las actividades de sensibilización como en las sesiones mismas: “veo cómo las personas con discapacidad logran hacer cosas que nunca hubiera imaginado”.

Un grupo de personas sentadas alrededor de un claro en un pueblo escuchan a una mujer que habla en el centro
La lucha contra las prácticas perjudiciales requiere la aceptación de toda la comunidad, por lo que las sesiones informativas del UNFPA tienen lugar en las escuelas y en las aldeas. © UNFPA Madagascar 

Nicolette dijo que también estaría tomando un enfoque más abierto hacia todos en su comunidad. “A partir de ahora, evitaré discriminar a las personas con discapacidad, porque también tienen derechos, al igual que yo”.

Elevar las voces para crear conciencia

A través de la educación, la asociación está decidida a desafiar percepciones y estereotipos obsoletos. Nancy, una estudiante de 14 años que participó en la sesión de concienciación, llamó a otras personas a unirse al movimiento.

“Invito a todos a poner fin a la violencia de género, porque destruye a las personas”, recalcó. “Tiene un impacto psicológico y físico, especialmente en niños y jóvenes; causa trauma y es posible que no puedan continuar sus estudios.

“Todos tenemos que luchar contra la violencia, especialmente nosotras las mujeres, incluso si nos llaman objetos frágiles, ¡porque no lo somos!”

En 2019, el gobierno aprobó una ley para fortalecer los enjuiciamientos por violencia de género, una medida crítica en un país donde un tercio de las mujeres ese mismo año informaron haber sido objeto de violencia física o sexual en algún momento de su vida. 

La campaña de concienciación del UNFPA forma parte de su proyecto “Mujeres en el Centro”, financiado por Takeda Pharmaceutical Company Ltd. y ejecutado por el UNFPA. El proyecto se puso en marcha en Madagascar en 2023 en las regiones de Androy, Anôsy, Itasy y Menabe. En 2024, el UNFPA atendió a más de 230.000 personas con sesiones de información y sensibilización, remisiones a centros de salud, capacitación para actividades generadoras de ingresos y apoyo psicosocial y jurídico.

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